Mermelada de albaricoque a la vainilla

Ingredientes (para unos 4 tarros):

  • 1300 gr de albaricoques pesados sin hueso
  • 500 gr de azúcar
  • 1 limón grande
  • 1-2 vainas de vainilla (dependiendo de su calidad)
  • Ggelificante o agar-agar en polvo (opcional)

Preparación:

  1. Lavar bien los albaricoques y desechar los huesos. Trocearlos y disponerlos en una olla grande. Abrir las vainas de vainilla y sacar las semillas con un cuchillo de punta. Añadir el azúcar y la vainilla, semillas y vainas, a la fruta y mezclar bien. Tapar con un paño limpio y dejar reposar por lo menos tres horas, removiendo de vez en cuando.
  2. Para esterilizar los botes a mí me gusta usar el horno. Lavarlos bien con agua caliente, secar un poco y colocarlos en la rejilla del horno. Poner la temperatura a unos 150ºC, dejarlos unos minutos, apagar el horno y reservarlos dentro en caliente. Mientras tanto hervir las tapas en una cazuela con agua unos 10 minutos. Escurrir y secar bien.
  3. Poner al fuego la olla con la fruta y llevar a ebullición. Incorporar el zumo del limón y retirar las vainas de vainilla. Empezará a espumar, pero no hace falta que retiremos la espuma. Remover bien, bajar el fuego y dejar cocer a fuego lento durante unos 30-45 minutos. Vigilar y dar vueltas de vez en cuando.
  4. Mientras tanto, introducir un plato pequeño en el congelador. Cuando la fruta esté bien cocida y blanda, machacar un poco con una espátula o cuchara de madera para deshacer parte de los albaricoques. A mí me gusta dejar partes enteras de fruta. Continuar cociendo a fuego lento hasta que haya reducido y esté bien espeso.
  5. Si vamos a usar gelificante, proceder según las instrucciones del fabricante. Para emplear agar-agar en polvo, basta con disolver dos cucharadas en agua fría e incorporarlo a la olla, removiendo bien. Probar el punto de espesor poniendo una cucharadita en el plato que tenemos en el congelador.
  6. Apagar el fuego y dejar reposar unos minutos mientras disponemos los botes para llenarlos. Con mucho cuidado, sacar los tarros todavía calientes del horno, de uno en uno. Llenarlos casi hasta arriba, tapar bien y poner inmediatamente boca abajo. Continuar con el resto. Dejarlos así varias horas, para que haga el efecto vacío. Etiquetar y guardar en un lugar oscuro y seco.

Comentarios